VIDEO (250 x 190)

viernes, 2 de noviembre de 2012

Tradiciones de San Andres


Tradiciones de San Andres

TRADICIONES. Entre éstas tenemos la Feria Patronal, la Misa Jurada, que tiene por objeto alejar las epidemias de la población y que se celebra el día 18 de febrero de cada año, y por último, el baile de la Chatona que tuvo su origen en este municipio y que se ha generalizado a todo el departamento.
LA CHATONA. Allá por el año de 1930, llegó a San Andrés una señorita de. nom bre Petrona, venía acompañada de varios señores, entre ellos su padre. Habían sali do del Estado mexicano de Campeche para ser más preciso del municipio de Balancán del Estado mexicano ya indicado, buscando el municipio de San Andrés, que por aquel entonces era muy famoso por los trabajos de chiclería y la abundancia de árboles de chicozapote. Se engancharon con uno de los contratistas del lugar; Pe trona firmó contrato como cocinera, y así fue como año con año hizo lo mismo, su contrato finalizaba en el mes de noviem bre, mes en el que se celebra la feria de San Andrés, Petrona y los mexicanos llegaban al pueblo, lo que constituía mucha alegría, porque todos los pobladores de la cabecera municipal gritaban ¡Ya vienen los chicleros! Llegado el día 21 se iniciaba el nove nario en honor al Patrono y después de los rezos en la Iglesia se iniciaban los bailes amenizados por un conjunto de marimba.
Aquí era cuando Petrona, ya avanzada en edad, rompía los bailes, tomaba de la mano a cualquier muchacho o señor y bailaba con él sin descanso hasta finalizar el baile, la gente la llamaba la Tía Tona. Pero sucedió que en una feria la Tía Tina no apareció, esta ausencia causó grandes comentarios en el pueblo, hasta que los chicleros compañeros de ella contaron que la Tía Tona había muerto a causa de la mordedura de una serpiente barba amari lla. Este hecho causó gran tristeza en todo el pueblo y los niños que no podían pro nunciar bien el nombre de la Tía Tona gritaban ¡La chía Tona!, que con el tiempo se convirtió en la Chatona.
Un entusiasta vecino del lugar de nom bre Sabino Castillo, queriendo honrar la memoria de este inolvidable personaje, dispuso construir una gran muñeca, dán dole hasta donde sus habilidades artísticas se lo permitieron, la forma y el tamaño correspondiente. Así, don Sabino el pri mer día de la feria se presentó al atrio de la Iglesia donde la marimba amenizaba la alborada y dijo a los presentes: ¡Aquí está la Chatona!, ¡Hay que bailarla!. El prime ro en hacerle frente a este reto de don Sabino fue un joven de apellido Maradia gas “Sota, caballo y rey de los hombres y chinchín de las mujeres”, de esta manera se inició el baile de la Chatona, tradición que se ha extendido hasta nuestros días.
Los primeros versos que se le cantaron a la chatona son éstos:
Sentate al frente Chatona,
Coge tu butaquita Chatona.
Así también se hace mención de la Chatona en la canción titulada “Cuando vayas al Petén”, y dice así:
Cuando vayas al Petén conocerás la Chatona
que bailando da traspiés
porque ella es de San Andrés...
LEYENDAS: La más conocida es la de San Simón, una imagen que se encontra ba en la Iglesia de San Andrés, en un rincón de la misma, y vestido a la usanza de los chicleros, con pantalón, camisa, polainas, macasinos (zapato regional), un pañuelo rojo en el cuello, Xalbeque cruza do al hombro, sombrero de palma y un cigarro puro. Todo ello daba al santo un aspecto grotesco, por lo que muchas veces causaba risa, por ello a los visitantes y principalmente a los niños, antes de en trar al templo se les advertía que no de bían de reírse de San Simón, porque al regresar y cruzar la laguna se desataría un viento tan fuerte que sería peligroso e imposible de cruzar el lago, por lo que se tenía que regresar a San Andrés a pedirle perdón a San Simón y así volver a sus hogares.
Otras leyendas son comunes en todo el departamento, como la del Cat (duende), la Llorona, el Tzitzimit, etc.
ANÉCDOTAS: Se cuenta de un señor en San Andrés que no tenía vida con su hijo, por ser éste muy adicto a la bebida le robaba las gallinas, ganado, marquetas de chicle y todo cuanto estuviera al alcance de su mano para ir a venderlas y así lograr la compra de sus octavos. El padre, cansa do de las fechorías de su hijo y no encon trando solución a su problema, dio orden a los cantineros del pueblo que cuando su hijo se presentara se le diera el licor que solicitara hasta saciarlo y que él pagaría todo lo consumido. Así el tunante se pre sentó a una de las cantinas del pueblo y el cantinero le sirvió sin límite, continuó su visita a otros establecimientos y la aten ción que le brindaba era cada día más esmerada con la invitación de que volviera cuantas veces lo deseara. Cansado de tan tas atenciones se dijo para sí mismo, esto ya no tiene gracia, el guaro no tiene el mismo sabor, ya no me cuesta conseguirlo, y convencido de que se había perdido esa magia dejó definitivamente de tomar.



1 comentarios: