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martes, 30 de octubre de 2012

Tradiciones de Santa Ana


TRADICIONES Y COSTUMBRES:


La Semana Santa:  antiguamente la semana santa no se celebraba como en estos tiempos esta iniciaba a las 7 de la noche del miércoles santo, con el rezo penitencial llamado las tinieblas; después del rezo se apagaban todas  las luces de la iglesia (en ese tiempo no había luz eléctrica, solo candiles o lámparas de gas) y los asistentes con todo respeto y reverencia empezaban a tocar las bancas, sillas y mesas. Este acto era acompañado, desde la  puerta de la iglesia, por el sonador de un tambor de cuero de venado y el repique de las campanas y de las campanitas que sirven para el acto de comunión.  Esto duraba entre tres a cuatro minutos. Finalizando esta acta todos los presentes salían hacia sus casas en orden y en un silencio casi sepulcral. El jueves santo en horas de la tarde ponían “presa” a la imagen de Jesús a lado de los dos  judíos en una cárcel hecha por los vecinos. El señor era amarrado de pies y manos  y se le colocaba la corona de espinas. Don Manuel Luna con un grupo de vecinos, elaboraba con todo esmero y respeto una réplica del monte calvario donde era colocada la imagen y empezaba la hora santa que duraba toda la noche. Con anterioridad los encargados de la iglesia hacían una colecta entre los vecinos, para comprar pan, azúcar y café  y hacer los tradicionales bollos peteneros. A las tres de la mañana mas o menos se repartían a todos los presentes (casi toda la comunidad se reunía en la iglesia) el respectivo bollito, pan y café. Toda la noche era de rezo  y a las cinco de la mañana  todos los habitantes de iban a sus casas; nadie salía a trabajar ya que respetaban los días de la Semana Santa. Nadie comía carne, solo cosan, palmito o pescado.
 A la una de la tarde del viernes santo los habitantes se reunían en la iglesia a rezar el Santo Rosario finalizando a las tres de la tarde con la última palabra que pronunció nuestro señor Jesucristo.  Desde ese momento ya no se cantaba ni se tocaban las campanas pues  Jesús había muerto.  Únicamente se oía el gemir desde la puerta de la iglesia de las ya casi olvidadas matracas. El jueves, viernes y sábado eran noches de velación y todo el pueblo se reunía en la iglesia para rezar;  era tiempo de meditación. El domingo a las cinco de la mañana, se tocaban las campanas se quemaban cohetes y siquitracas, se cantaban cantos religiosos especiales para la ocasión, se tocaban las campanitas que se usan para el acto de comunión y todo era fiesta, pues se celebraba la resurrección de nuestro señor Jesucristo;  al terminar todos los ritos en el patio de la iglesia se colgaba un muñeco representando a judas quien vendió a Jesús  y se leía un testamento con chistes jocosos de la vida cotidiana de los vecinos y de las autoridades de ese tiempo, eran testamento que se elaboraban con todo respeto ya que no se usaban malas palabras, ni sacadas de trapitos sucios, todo se hacía con respeto, en esos tiempos no se conocían las procesiones, ya que la comunidad llegaba un sacerdote cada mil y cuando, quizá porque no existían los caminos de terracería ya que solo se viajaba en bestia (caballos y mulas).
Ahora la Semana Santa ha cambiado en el tiempo de cuaresma, cada viernes se saca en procesión la venerada imagen del señor. El viernes santo a las cinco de la mañana los maestros, jóvenes y niños de la comunidad se reúnen para elaborar alfombras multicolores de aserrín teñido que han diseñado con anterioridad, esta actividad surgió en 1993 del entusiasmo e iniciativa del maestro José Antonio Romero Berges, mejor conocido como maestro tono, y con la colaboración de varios maestros y amigos del lugar.  Cabe mencionar al reverendo padre José Barrau Atienza, sacerdote de origen español  quien ha apoyado todas las actividades  y proyectos comunitarios.





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